¿Qué es ser docente hoy en día? Hablar de la labor docente puede ser algo que todos creemos muy obvio, pero que no todo mundo entiende. La mayoría de los niños van a la escuela y conocen por primera vez a esta figura de autoridad, de confianza y de enseñanza, que los acompaña durante todo su crecimiento. Entendemos que un docente es aquella figura que está llena de conocimientos, y que a través de diferentes estrategias y metodologías didácticas, es capaz de hacerlos llegar de una manera clara, sencilla y de acuerdo al nivel del estudiante. Sin embargo, un docente va más allá de solo enseñar. Su objetivo también implica la formación de personas íntegras, puesto que el profesional de la educación trabaja con ellas. Según J.I. Goodlad:
“Si las escuelas sólo tienen como propósito enseñar, no las necesitamos en realidad; esa tarea también la pueden realizar [cada vez mejor] con tanta o más eficiencia otros centros basados en ordenadores y diversas tecnologías avanzadas […]; ahora bien, si las escuelas tienen objetivos más amplios [cultivar la responsabilidad, el espíritu crítico, las actitudes democráticas y el carácter], entonces resultan del todo necesarios unos profesores bien seleccionados y preparados para el ámbito moral.“
Con esto afirmamos que la formación ética, tanto para los educandos como para los educadores, es necesaria, y es que todo acto de enseñanza es intrínsecamente ético. Es por ello que el docente debe ser ético para sí mismo y para los demás.
Hablar de una deontología docente significa hablar del “estudio del carácter o modo de ser del profesional de la docencia”. F. Bárcena dice: “El profesional –cultivando su carácter y asumiendo un compromiso en la tarea desempeñada–, ni deja de ser eficaz ni precisa de códigos de conducta para cumplir con su deber”. ¿Es necesario un código de conducta para la labor docente? El docente, si bien no debe de limitarse a un código de ética docente, sí tendría que conocerlo y adoptarlo como una guía dentro de su quehacer diario, tanto para su vida diaria como para su trabajo dentro del aula. A continuación comparto un breve decálogo que tiene como objetivo orientar al docente en el aula para mantener un comportamiento ético que favorezca la integridad tanto de él mismo como de sus alumnos:
Decálogo:
La integridad académica está directamente realcionada con la formación ética de las personas. No hay integridad sin ética y es por ello esencial que en las escuelas se tome aún más importancia la formación ética en los docentes. Promoverlo ayudará a continuar modelos educativos cuyo enfoque siga siendo el desarrollo humano de las personas.
Referencias:
TAYLOR, C. & THIEBAUT, C. (1994). La ética de la autenticidad. Barcelona Bellaterra Barcelona: Paidós Ibérica I.C.E. de la Universidad Autónoma de Barcelona.
CARDONA, C. (1990). Ética del quehacer educativo. Madrid: Ediciones Rialp.
PELÁEZ, M. (1991). Ética, profesión y virtud. Madrid: Rialp
ALTAREJOS, F. (1998). Ética docente: elementos para una deontología profesional. Barcelona: Editorial Ariel.
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