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11/23/2022

La cultura de la integridad en el salón de clases

Written by Carolina González-Pineda

Uno de los consejos más importantes que he recibido fue crear un ambiente de integridad en el salón y que no sean solo los esfuerzos de la universidad los que se encarguen de promoverla. Al igual que muchas personas, al inicio de cada semestre explico el contenido de la clase, las políticas y lo que se espera de cada estudiante. Claro que mencionaba las reglas de integridad, en particular de citas y referencias, o sobre trabajo en equipo; pero no necesariamente ahondaba en los por qué y los cómo. Después de esa conversación me aseguré de ir más allá con mis estudiantes y ahora partimos de algo más sencillo: el respeto a las ideas ajenas; si alguien más lo hizo, hay que darle crédito.

Por la naturaleza de mis clases, el plagio es el enemigo a vencer, y podría afirmar que dejó de ser un problema. No fue un cambio de un día, ha sido un proceso que ha tomado años hasta encontrar mis cómo. Desde el primer día de clase hablamos de integridad, están las reglas generales en la plataforma, pero en cada tarea y actividad se refuerza. No solo es “citen”, no solo es una “no copies” o “trabajen en equipo”, tampoco es solo “usen APA”. Hay un proceso de elaboración de sus trabajos donde una y otra vez se pregunta por la fundamentación, a veces, cuando quieren traer a clase posturas controversiales o que distan del status quo, siempre les pido que me digan de dónde las retoman, o más importante aún, cómo fundamentan esas posturas.

Hablamos sobre la importancia de la integridad, más allá de evitar consecuencias, más allá de los castigos. Por ejemplo, si Pepita Pérez se tardó años desarrollando una idea, ¿es correcto solo copiarla y no darle el crédito? ¿qué pasaría si fueran sus ideas, les gustaría que alguien más las hiciera pasar por propias? Cuando identifican contradicciones entre el contenido de las clases, la pregunta siempre es ¿cuáles son sus fuentes? ¿dónde leyeron sobre esas diferencias? No son preguntas del fondo, son sobre la justificación del mismo. Igual con los trabajos escritos. Claro que tengo la fortuna de no tener grupos gigantescos y donde el trabajo en equipo controlado es posible; cuando es el caso, el seguimiento implica preguntar y pedir fundamento.

Mientras no sea la entrega final, mientras están entendiendo los por qué y los cómo, siempre pregunto por esa fundamentación y veo resultados. Si me intereso en sus temas y desde las dudas mismas que me plantean les pido que tengan sus fuentes, lo hacen. Y vamos creando una sinergia, porque no se ve como una tarea imposible, sino como una acción lógica natural. Construimos sus propias argumentaciones y entienden que es algo que surge por su lectura y trabajo, y que pueden sostenerse porque tienen el fundamento más adecuado.

En mi experiencia la cultura de integridad en el salón es algo que se construye con el trabajo diario; no siempre dices “vamos a hablar de integridad”, porque la vivimos, porque se convierte en ejercicio diario. Lo ven en mis explicaciones y en la forma en la que presento la información, así que saben que no les pido algo que no hago. También lo ven en mi interés por sus trabajos. Yo creo firmemente en la integridad como la piedra angular del aprendizaje y creo que el trabajo activo es vital para generar cambios dentro del salón, cambios que al final se integran a los esfuerzos de cada universidad.


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