En esta colaboración quisiera hacer un breve recuento del contenido de The Role of Compassion in Academic Integrity Management Processes, un texto que felizmente tuvimos oportunidad de escribir Luis Guerrero, Jean Guerrero y un servidor, con motivo del incremento del contract cheating durante la pandemia, hecho que, además de inédito, resultó abrumador, ya que tan solo entre abril de 2019 y agosto de 2020, la solicitud de este tipo de servicios subió un 196 por ciento, mientras que el precio por maquilar un ensayo académico de mil palabras ¡bajó de 31 a 5.73 dólares! (Lancaster & Cotarlan, 2021).
Como era previsible, la reacción del profesorado no se hizo esperar. La creatividad y el cinismo estudiantil para echar mano de la trampa se toparon de frente con la frustración y desesperación por contrarrestarla. En la medida que el fraude aumentaba, las medidas punitivas se endurecieron hasta el punto en que, muchas veces, los castigos se antepusieron a los fines formativos. En efecto, durante el tiempo que duró la pandemia muchas universidades pusieron en suspenso el enfoque formativo de la integridad para acoger uno punitivo, donde había poco espacio para la compasión hacia el comportamiento tramposo de millones de estudiantes que, de la noche a la mañana, se vieron forzados a continuar sus estudios en un formato en línea.
Este último fenómeno, que en nuestro texto referimos como fatiga de la compasión, “como cualquier otra forma de fatiga, reduce nuestra capacidad o nuestro interés en soportar el sufrimiento de los demás” (Figley, 2002: 1434), volviéndonos inmunes al dolor o sufrimiento ajeno, haciendo de “el que la hace la paga” o el “ojo por ojo” máximas didácticas para disuadir el comportamiento tramposo de nuestros estudiantes.
Haciendo una revisión histórica de la evolución de la compasión, nos dimos cuenta que la falta de ésta es el vivo reflejo de nuestra época y cultura, donde “los principios morales suelen quedar ahogados o desdibujados por el éxito a toda costa, o donde el individualismo promueve una moral a la carta, a la conveniencia de los bienes inmediatos y personales” (Guerrero-Martínez, L., Ayala-Enríquez, P. & Guerrero-Dib. J, 2022: 92). En ese sentido, ¿cabe hablar de compasión cuando, por un lado, el estudiantado muchas veces está dispuesto a echar mano de la trampa y, por el otro, el profesorado se ve empujado a no transigir con las acciones deshonestas? ¿De qué manera podemos abordar la compasión en dicho contexto? ¿Debemos ser compasivos en todo momento y bajo cualquier circunstancia? ¿Es posible conciliar compasión y justicia?
De entrada, habría que decir que, entendida como principio que motiva la acción, la compasión remueve motivos más humanos, porque todas “las personas compartimos el sello de la finitud e imperfección, [las] muchas circunstancias: familiares, sociales, psicológicas, intelectuales, culturales, etc., que hacen que la vida de la mayoría sea ardua, rodeada de injusticias y circunstancias adversas, o en muchas ocasiones acompañada de experiencias trágicas. Por eso, cuando juzgamos a un alumno, juzgamos a una persona, con unas circunstancias e historia personal que permiten ver el otro lado de la balanza” (Guerrero-Martínez, L., Ayala-Enríquez, P. & Guerrero-Dib. J, 2022: 93).
En ese sentido, la compasión no debería entenderse simplemente como una vía para sentir o expresar lástima o pena por el mal ajeno. Llevada al contexto universitario, y específicamente al ámbito de la integridad académica, la compasión debería entenderse como uno de los valores que integran su core, como una estrategia de prevención estableciendo las condiciones que se requieren para prevenir que la trampa aparezca, porque “nadie está obligado a lo imposible” y, entre otras formas más, como una vía para acoger con humanidad a quien no supo o pudo sobrellevar por las circunstancias y presiones académicas y se dejó arrastrar por la debilidad.
Tal como pudimos ver a través de los resultados arrojados por el estudio comparativo que aplicamos a ocho universidades latinoamericanas, resulta claro que “no es posible actuar en todo momento de manera compasiva, si no confluyen los siguiente tres factores: la puesta en marcha de medidas preventivas, la instauración de una normativa con carácter formativo y la aplicación compasiva de dicha normativa” (Guerrero-Martínez, L., Ayala-Enríquez, P. & Guerrero-Dib. J, 2022: 101).
La dimensión preventiva busca asegurar que el estudiantado se capacite y tenga acceso a información y recursos para evitar la trampa, dialogue en el marco institucional en torno a la integridad académica, sea partícipe de experiencias de concientización –como la inclusión de una “firma de honor” en trabajos y exámenes– y tenga un acompañamiento constante por parte de algún mentor (Guerrero-Martínez, L., Ayala-Enríquez, P. & Guerrero-Dib. J, 2022: 101).
Con relación al enfoque correctivo, resulta fundamental actualizar periódicamente la normativa asegurando su accesibilidad (que sea visible, comprensible, etc.), que respete los derechos del estudiante, que se le escuche, informe, oriente, acompañe de manera empática y que la sanción sea proporcional a la falta cometida, incluso, que sea atenuada si las circunstancias de vida del estudiante lo ameritan (Guerrero-Martínez, L., Ayala-Enríquez, P. & Guerrero-Dib. J, 2022: 102).
Con todo, no basta con tener a mano artilugios digitales y reglamentos claros para sancionar la trampa. En todo caso, de lo que se trata es de aplicarlos desde una lógica y actitud compasiva.
Si usted quiere profundizar en otras ideas expuestas en nuestro capítulo consúltelo en: The Role of Compassion in Academic Integrity Management Processes. https://doi.org/10.1007/978-3-031-16922-9_7
Bibliografía:
Figley, C. (Ed.). (2002). Treating compassion fatigue. Brunner-Routledge.
Guerrero-Martínez, L.I., Ayala-Enríquez, P., Guerrero-Dib, J. (2022). The Role of Compassion in Academic Integrity Management Processes. In: Eaton, S.E., Khan, Z.R. (eds) Ethics and Integrity in Teacher Education. Ethics and Integrity in Educational Contexts, vol 3. Springer, Cham. https://doi.org/10.1007/978-3-031-16922-9_7
Lancaster, T., & Cotarlan, C. (2021). Contract cheating by STEM students through a file sharing website: A Covid-19 pandemic perspective. International Journal for Educational Integrity, 17, 3. https://doi.org/10.1007/s40979-021-00070-0
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